Al corriente: marzo 23, 2022
Estas palabras de Jesús (Marcos 16,16), repetidas en el Pentecostés por el apóstol Pedro (Hechos 2,38) inspiran a los anabautistas y nos impulsan a actuar. El “bautismo” está en nuestro nombre, nuestra práctica es un sello fundamental en nuestra formación como grupo de seguidores de Cristo.
Pero, ¿cuál es nuestra práctica? ¿Aspersión, afusión o inmersión?
¿Cuándo tiene una persona la edad suficiente para tomar su propia decisión de seguir el camino de la fe?
¿Cuáles son las consecuencias del bautismo? ¿Es una afirmación personal de fe o un rito de membresía para convertirse en parte oficial de una familia de fe local?
Estas son preguntas que desafían a las iglesias anabautista-menonitas de todo el mundo, y existen diferentes respuestas influenciadas por factores contextuales.
Al remitirnos a las Escrituras, los textos nos muestran también la diversidad: encontramos tanto el bautismo espontáneo del eunuco etíope tras las enseñanzas de Felipe, y también el bautismo de un grupo intergeneracional numeroso de la familia de Cornelio. La iglesia primitiva siguió desarrollando prácticas y símbolos del bautismo más allá del libro de los Hechos.
El Congreso Mundial Menonita alienta a sus congregaciones miembros a recordar los primeros bautismos que dieron inicio a nuestro movimiento de fe: cada enero, celebramos el Domingo de la Fraternidad Anabautista Mundial alrededor del 21 de enero, recordando la valiente fe de Conrad Grebel, Felix Manz y Georg Blaurock, quienes se rebautizaron mutuamente en Zúrich en dicha fecha en 1525.
Este número de Correo comparte las presentaciones de los seminarios web de Renovación 2021, que se llevaron a cabo en línea en junio de 2021. Estas sesiones revisaron la historia anabautista y analizaron cómo aprendemos actualmente sobre el bautismo de otras tradiciones, incluso de católicos y luteranos con quienes discrepaban profundamente nuestros antepasados en la fe en 1525.
El bautismo para aquellos primeros creyentes no fue solo un acto de fe personal, sino también una rebelión contra los poderes políticos de la época. Al procurar reflejar la fe y el fervor de nuestros antepasados espirituales, ¿cómo los anabautistas de hoy en día hacen realidad los compromisos audaces?
¿Cómo nos enseña nuestro bautismo a dejar de lado el interés propio y procurar el bien de la comunidad por amor a los demás?
¿Cómo nos impulsa nuestro bautismo a resistir los poderes de la codicia y la denominación y, en cambio, llevar a la práctica los valores alternativos de la paz y la reconciliación en el ya-pero-aún-no-presente-reino de-la-familia de Dios?
Karla Braun, editora ejecutiva de Correo y escritora para el Congreso Mundial Menonita. Reside en Winnipeg, Canadá. |
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