Caminemos con Dios

Tenía 17 años cuando el capitán del ejército me llamó al frente y me preguntó: “¿Qué harías si esta noche atacan este batallón? ¿Qué harías si alguien viene a dispararte?” “Yo oraría”, le respondí.

En ese momento sentí un fuerte dolor en la cabeza. El capitán me había pegado con un golpeador de lira. La lira es un instrumento musical de metal que produce sonido cuando se lo golpea con un golpeador de fibra de vidrio. El dolor era muy intenso. El capitán volvió a preguntarme: “¿Qué vas a hacer si alguien te ataca y te golpea?” Yo le dije: “No voy a defenderme”. Él me golpeó otra vez. Nuevamente me preguntó: “¿Por qué quieres ser cristiano? ¿No vas a defender tu país?” “Yo sigo a Cristo porque he encontrado vida en Él”, fue mi respuesta.

¿Por qué estaba respondiendo así? En ese momento sólo tenía 17 años. Era una época de muchas dudas para mí. De hecho estaba viviendo una crisis espiritual al punto de casi perder mi fe. Había salido de mi iglesia, no tenía convicciones anabautistas, el servicio militar era obligatorio en Colombia y mis convicciones cristianas no eran tan fuertes como para ir a la cárcel por ellas.

Caminemos sumando aprendizaje

Creo que la razón por la cual tenía valor suficiente para responder como lo estaba haciendo la encontramos en un pasaje de la Escritura: Lucas 24. En este texto se nos relata la historia de dos discípulos que van camino a Emaús después de la muerte y resurrección de Cristo. “Caminar” en el evangelio de Lucas tiene un significado muy especial; tiene que ver con un modo de vida o conducta. Caminar en este evangelio se relaciona con discipulado.

En Lucas muchas lecciones se aprenden en el camino. En esta ocasión los dos discípulos estaban discutiendo. Ellos no estaban de acuerdo. Jesús se hace presente en medio de la discusión y les pregunta: “¿De qué van hablando por el camino?” El verso 15 en el idioma original nos da la idea de una fuerte diferencia de opinión entre los dos discípulos.

Caminemos pese a los desacuerdos

¿Es posible caminar juntos si no estamos de acuerdo? ¿Es posible vivir en una comunidad como la nuestra con tanta diversidad? Cuando observamos el mapa del Congreso Mundial Menonita notamos inmediatamente cómo el movimiento anabautista se ha esparcido alrededor del mundo. ¿Es posible caminar juntos en nuestra comunidad global cuando tenemos tantas diferencias culturales, teológicas y eclesiales?

En el texto de Lucas, los dos discípulos que habían salido de Jerusalén estaban en profundo desacuerdo. Probablemente habían llegado al punto de cuestionarse si valdría la pena seguir juntos. Pero esa no es la forma en que Jesús quería que sus discípulos dejaran Jerusalén. Salir de Jerusalén, enfrentar nuestra misión y llamado es algo que no se puede hacer en división. Jesús quería que sus discípulos salieran de Jerusalén llenos del Espíritu para dar testimonio, y no en la forma en que estos dos discípulos lo habían hecho. Probablemente por eso los dos discípulos tenían que regresar a Jerusalén.

“Si quieres llegar rápido, camina solo, si quieres llegar lejos, camina con otros”, dice un conocido refrán africano. Eso lo descubrieron los discípulos en el camino a Emaús. Es al final del viaje en comunidad, de caminar juntos a pesar de las diferencias, y justo después de celebrar la comunión, que los ojos de los discípulos fueron abiertos y su entendimiento de Cristo fue aclarado (Lucas 24:30-31). Como resultado ellos regresaron a Jerusalén en unidad.

Caminemos de distintas maneras

El tema de nuestra Asamblea, “Caminemos con Dios”, refleja varias lecciones que podemos aprender de este pasaje. Hemos querido mantener en cada idioma una idea diferente de lo que es caminar con Dios:

- Walking, la palabra en inglés, tiene que ver con una acción constante. Es un proceso que no tiene final, es continuo y por lo tanto requiere la vida entera. Al caminar con Dios necesitamos preguntarnos constantemente: “¿qué estamos dejando atrás? ¿Qué necesitamos llevar en este viaje?”

- Caminemos, la palabra en español, es una invitación. Se trata de una invitación a dejar los temores, a abrir el corazón para ser vulnerables. Este viaje requiere paciencia: necesitamos esperar a aquellos que no caminan tan rápido como nosotros y que están cansados. Si actuamos con individualismos e independencia y consideramos que no necesitamos ayuda, la tentación de separarnos será muy fuerte. Sin embargo, la invitación para caminar juntos sigue en pie.

- En marche, las palabras en francés, implican involucrarse completamente en este caminar. Seguramente habrá tensiones con otros caminantes, tensiones que producirán muchos sentimientos encontrados. Pero si caminamos totalmente comprometidos con Dios y con los demás, las tensiones o problemas que encontremos nos llevarán a ser transformados. Si no caminamos completamente comprometidos, esas mismas tensiones o problemas nos llevarán a la fragmentación.

La siguiente parte de la frase with God/con Dios/avec Dieu, nos habla de la comunión con Dios. Es imposible caminar juntos si no caminamos con Dios. Estos discípulos en el camino a Emaús caminaban juntos a pesar de sus diferencias porque Dios estaba como centro en su caminar. Ellos descubrieron que la unidad no es algo que se logra milagrosamente al final; es algo que se construye en el camino. Dicha unidad trae una transformación que sólo puede encontrarse en comunidad.

Cada día durante esta Asamblea reflexionaremos sobre diferentes momentos que advertimos en nuestro caminar con Dios. Como seguramente lo experimentaron los discípulos en el camino a Emaús, habrá momentos de duda y momentos donde estaremos seguros de ir por buen camino. Habrá momentos donde tendremos conflictos y habrá tiempo para reconciliarnos. Habrá momentos en los que querremos caminar solos en autonomía, pero habrá tiempos en los que reconoceremos nuestra necesidad de caminar en comunidad. Habrá momentos en donde necesitaremos recibir ayuda, y momentos donde estaremos listos para ayudar. Ésta es la vida del discipulado. Estamos en un proceso, no hemos llegado aún a la meta, pero estamos avanzando.

Este pasaje me ayuda a entender por qué respondí al capitán del ejército como lo hice. A mi lado había otros cuatro soldados que también eran cristianos. No eran menonitas, no eran anabautistas. Pero cuando el capitán les hizo las mismas preguntas ellos respondieron que solamente obedecían a Jesús, y que no estaban dispuestos a matar para defenderse. Muchos de estos amigos míos estaban en el suelo debido al dolor ocasionado por los golpes recibidos. Así que pude responder como respondí porque había encontrado una nueva comunidad en ese lugar. Cuatro amigos con los que estaría listo para caminar en medio del sufrimiento, la violencia y la persecución. Cuatro amigos a quienes podría decir “caminemos con Dios” a pesar de nuestras diferencias. Y yo quiero decirles esta noche, “caminemos con Dios”, caminemos durante esta semana y durante los años que vendrán. ¡Bienvenidos!

César García, disertante vespertino el martes 21 de julio de 2015, en la 16ª Asamblea, es secretario general del Congreso Mundial Menonita y reside en Bogotá, Colombia.

 

 

 

 

 

 

 

 

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