Oremos para que nuestras congregaciones locales encuentren formas de modelar el amor de Cristo en sus comunidades que luchan contra la enfermedad y la muerte debido a la pandemia, mientras que al mismo tiempo aprenden a superar las divisiones políticas y raciales que también existen. Oremos para que el espíritu de unidad traiga sanidad y resiliencia.
Oraciones de gratitud e intercesión
Alabemos a Dios por las tecnologías que nos mantienen conectados mientras que las restricciones nos mantienen separados. Que el Espíritu nos dé sabiduría para seguir fielmente a Jesús dondequiera que estemos.
Alabemos a Dios por los jóvenes con su energía y su deseo de aprender. Oremos para que busquen mentores sabios que los animen a adaptarse a nuevas realidades. Que puedan encontrar oportunidades para poner sus habilidades al servicio del mundo. Que la iglesia acoja a los jóvenes para que crezcan en liderazgo y exploren nuevas maneras de ser fieles.
La Iglesia Meserete Kristos (MKC) está en el proceso de discernir la dirección de Dios para los próximos cinco años: por favor, oremos para que podamos completar nuestra preparación de un plan estratégico a cinco años. La situación en la región norte de Etiopía está en mejores condiciones que hace un mes. Los miembros de MKC y la comunidad en esas áreas necesitan sanación del trauma. También hay una solicitud de capacitación en construcción de paz. Oren por nosotros para que podamos obtener los recursos para responder ante dichas peticiones. Las organizaciones humanitarias están ayudando a las personas con necesidades básicas. La Asociación de Socorro y Desarrollo de MKC está buscando recursos para ayudar a las personas en las comunidades en donde sirven las iglesias de MKC.
—Oración enviada por Desalegn Abebe Ejo
“Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno decir que tiene fe, si sus hechos no lo demuestran? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe?” (Santiago 2:14). Con estas palabras, La Iglesia Cristiana Menonita de Colombia denuncia el asesinato de cientos de campesinos, líderes sociales, indígenas, paramilitares desmovilizados y sus familias. Hacen un llamado a la iglesia a practicar la no violencia como forma de vida; a incorporar los temas de la justicia, la reconciliación y la paz en nuestras enseñanzas, predicaciones y cantos; a acompañar a quienes son víctimas de la violencia; a invitar a quienes cometen actos de violencia a aceptar el llamado del evangelio al arrepentimiento y a una vida transformada; a practicar la solidaridad. Que podamos escuchar su llamado; que Dios nos fortalezca para el enorme trabajo de buscar la justicia y construir la paz.
“No es que el Señor se tarde en cumplir su promesa, como algunos suponen, sino que tiene paciencia con ustedes, pues no quiere que nadie muera, sino que todos se vuelvan a Dios.” (2 Pedro 3,9) Señor, te agradecemos por tu paciencia con nosotros. Que podamos vivir de acuerdo con nuestro arrepentimiento. Que a medida que recibimos tu gracia, nuestras vidas sean un llamado para que otros vengan a ti.
Las relaciones son claves para el funcionamiento del CMM, pero estas son más difíciles de desarrollar y mantener sin un contacto ocasional de manera presencial. Agradecemos a Dios por los representantes regionales del CMM que trabajan para describir ante el CMM la situación de las iglesias en su región y que presentan los recursos y oportunidades del CMM a las iglesias. Esta labor es más difícil ahora sin las grandes reuniones de las conferencias y sin la posibilidad de visitar a los líderes eclesiales. Danos recursos para enfrentar los desafíos cuando el acceso a Internet es deficiente y en donde no se habían establecido relaciones previamente (con nuevos líderes).
Te agradecemos, Señor, por la colaboración científica sin precedentes y por el desarrollo y las pruebas focalizadas que permitieron desarrollar una vacuna para el COVID-19 con tanta rapidez. Oramos por justicia en la distribución de las vacunas. Pedimos que los líderes mundiales den prioridad no solo a sus propios ciudadanos, sino a una distribución equitativa de las vacunas alrededor del mundo como un bien de salud pública.
Alabemos a Dios por el trabajo sacrificial de los trabajadores de la salud. Ellos se han entregado a sí mismos en actos de solidaridad, generosidad y bondad hacia los más vulnerables, afligidos y necesitados. A través de sus acciones de ayuda práctica, acompañamiento pastoral y psicosocial, ellos muestran el amor de Dios en medio de las crisis y las necesidades. Te agradecemos por estas luces de esperanza en medio de la oscuridad, que brindan consuelo y paz. Señor, renueva su fe, confianza y esperanza.
Amado Señor, al comenzar este nuevo año, afirma nuestros corazones para difundir el evangelio de la paz. Que sigamos la guía de tu Espíritu al trabajar por la transformación y la justicia en este mundo. Señor, danos la valentía para proclamar este mensaje en palabra y acción, especialmente en los lugares en donde hay corrupción, persecución y desastres naturales. Te agradecemos por el ejemplo pacificador de Jesús.
Te damos gracias a ti, Dios, por haber enviado a Jesús, nuestra luz. Nos regocijamos en que “el pueblo que andaba en la oscuridad vio una gran luz” (Mateo 4, 16 DHH). Que el Espíritu Santo continúe guiando nuestro camino.
Oremos por la próxima Asamblea en Indonesia. Oremos por las personas organizadoras que están en el proceso de discernir cuándo se podrá celebrar la Asamblea de manera segura, y de hacer ajustes para preparar las medidas de seguridad, incluso mientras esperan dar la bienvenida a miles de personas a Semarang. Oremos para que el Espíritu obre en los corazones y las mentes de todas las personas que participarán trayendo unidad en el Espíritu.
Oremos por las 23 iglesias miembro y miembros asociados en Asia (Hong Kong, India, Indonesia, Japón, Myanmar, Nepal, Filipinas, Corea del Sur, Taiwán, Tailandia y Vietnam). El cristianismo es una minoría en muchos de estos países. Oremos para que las iglesias miembro del CMM, que están sufriendo persecución y dificultades, puedan tener valentía y esperanza para perseverar.
Alabemos a Dios por las iglesias asiáticas: miembros del Cuerpo de Cristo. Que siempre estén unidas y conectadas a nosotros y entre sí, a través de los lazos del amor de Jesús y la comunión del Espíritu Santo. Que se cuiden entre sí y que se acepten y equipen mutuamente para dar testimonio de la gloria de Dios en este mundo.
- Demos gracias porque los anabautistas, hermanos y hermanas, de alrededor del mundo están unidos en la fe en el reino de Dios superando las diferencias lingüísticas y culturales.
- Demos gracias por las crecientes redes en la familia del CMM: misión, servicio, salud, paz y educación.
- Oremos por las hermanas y hermanos en todas partes, quienes están luchando con la debilidad debido a las enfermedades, la violencia, el desastres o las injusticias. Que podamos apoyarlos. Que el poder de Dios cambie todo para todas las personas.
- Oremos por el Secretario General del CMM, César García, y los Representantes para Asia del CMM, Agus Mayanto (Sudeste de Asia), Cynthia Peacock (Asia del Sur) y Jeremiah Choi (Nordeste de Asia), a medida que ellos lideran y ministran a las iglesias en Asia y en todo el mundo.
“En este momento, nuestra esperanza está puesta solamente en Dios”.
Los líderes de la iglesia nacional, miembro del CMM, Meserete Kristos (MKC) en Etiopía hacen un llamado a la familia anabautista mundial para que oremos con ellos.
“Necesitamos paz para seguir trayendo las buenas nuevas de Jesucristo”.
MKC tiene cuatro congregaciones y casi dos docenas de centros de establecimiento de iglesias en la región de Tigray, donde el gobierno federal y regional han estado en conflicto armado durante dos semanas. Los informes estiman que entre 10.000 y 25.000 personas han huido a Sudán y Eritrea, los países limítrofes.
Unámonos, individual y colectivamente, a la iglesia Meserete Kristos en ayuno y oración por la paz.
“Que Dios, que da esperanza, los llene de alegría y paz a ustedes que tienen fe en él, y les dé abundante esperanza por el poder del Espíritu Santo.” (Romanos 15,13)
Señor, que podamos vivir bajo la sombra protectora del Todopoderoso. Que en medio de esta pandemia, podamos refugiarnos en ti, confiando en que tu puedes librarnos. Señor, te entregamos nuestros miedos; ayúdanos a afrontar las amenazas de la pérdida de empleo, el hambre y las enfermedades con valentía y esperanza. En tu amor, líbranos.
(Salmo 91)
El Congreso Mundial Menonita y las personas anabautistas de alrededor del mundo están conmemorando los 500 años desde que comenzó este movimiento de renovación en 1525. Reconocemos las fallas morales de nuestra fe predecesora. Sin embargo, podemos celebrar que Dios ha levantado un pueblo anabautista mundial cuya mayor lealtad es hacia Jesús y el Reino de Dios. Que así, como los primeros anabautistas, podamos ser misioneros enérgicos quienes traspasan las fronteras nacionales y culturales para llamar al arrepentimiento y para enseñar el camino pacificador de Jesús.
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La muerte ha tocado familias e iglesias. Los trabajadores de la salud están agotados. La falta de contacto personal y la pérdida de ingresos debido al gran riesgo de contagio provocan un estrés y una miseria significativos en las iglesias anabautistas. Aquellas personas que no tienen la posibilidad de conectarse de manera virtual, debido a la falta de conocimiento o de herramientas, están más aisladas que el resto. “El Señor está cerca, para salvar a los que tienen el corazón hecho pedazos y han perdido la esperanza”. (Salmo 34:18).
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¡Señor, ten piedad!
Como comunidad mundial de fe y vida trascendemos fronteras de nacionalidad, raza, clase social, género e idioma.
Permítenos vivir en el mundo sin conformarnos a los poderes del mal, dando testimonio de la gracia de Dios por medio del servicio a los demás, cuidando de la creación, e invitando a toda la humanidad a conocer a Jesucristo como Salvador y Señor.
Procuramos caminar en su nombre por el poder del Espíritu Santo, esperando confiadamente el regreso de Cristo y el establecimiento definitivo del reino de Dios.
Amén
“¡Oh Dios, que quitarás la piedra de los corazones de la Beirut herida y de sus ciudadanas y ciudadanos afectados!” El Concilio de Iglesias de Oriente Medio hace un llamado a la oración por la ciudadanía del Líbano.
La explosión del 4 de agosto de 2020 dañó el 85 por ciento de los graneros del país, dejó a 300.000 personas sin hogar, lesionó a más de 5.000 y mató a casi 200 personas. Tres hopitales cristianos, muchas iglesias y escuelas cristianas resultaron dañadas. Mucha gente ha perdido la esperanza; este trauma en medio de la pandemia se suma a los desafíos económicos y de atención médicas ya existentes y a acoger a un gran número de refugiados. El Comité Central Menonita sirve a los refugiados en el Líbano con educación, alimentación y atención psicosocial. En esta crisis, el CCM está trabajando con Lebanese Popular Aid for Relief and Development (PARD, Ayuda Popular Libanesa para la Ayuda y el Desarrollo) para proporcionar alimentos a las personas más vulnerables. Oremos por las iglesias que luchan por responder al bienestar físico y espiritual de sus vecinos cuando todas las personas han perdido tanto.
“Pero Moisés les contestó: —No tengan miedo. Manténganse firmes y fíjense en lo que el Señor va a hacer hoy para salvarlos, porque nunca más volverán a ver a los egipcios que hoy ven. Ustedes no se preocupen, que el Señor va a pelear por ustedes” (Éxodo 14,13-14). Bahati Safari Mutabesha, líder de la Iglesia de los Hermanos Menonitas en Malawi, cobra ánimo con este versículo y pide oración para que la iglesia logre su misión de traer esperanza, paz y reconciliación.
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