La iglesia en tiempos del Coronavirus

Una carta de pascua

Estimadas hermanas y hermanos en la familia anabautista mundial del CMM,

¡Les saludamos en nombre de nuestro Señor resucitado! ¡Cristo ha resucitado! ¡En verdad ha resucitado!

Somos un pueblo de Pascua

La Pascua ha llegado, pero no se ha ido. Puede que nuestras celebraciones hayan sido inusuales, pero no por eso nuestra gratitud fue menos sincera, pues ninguna de las cosas creadas, ni siquiera la muerte, puede separarnos del amor de Dios en Jesucristo. (Romanos 8:38-39). La tumba no pudo retener a nuestro Señor – ¡Aleluya! La pascua ha llegado, pero no se ha ido. Junto con el cuerpo mundial de Cristo, la celebramos cada domingo, incluso mientras esperamos la gran Pascua que ha de venir (1 Corintios 15:20-22). Independientemente de lo que tengamos que enfrentar, somos un pueblo de Pascua.

Somos llamados a amar a nuestro prójimo

Esta es una época profundamente desafiante para todos nosotros alrededor del mundo. El coronavirus nos ha afectado a muchos de nosotros y a nuestras comunidades, y continuará haciéndolo. En tiempos de tanta adversidad, desearíamos reunirnos, orar juntos, suplicar con una sola voz por sanidad y esperanza. Es más, queremos acercarnos en persona a los que sufren, acogiéndolos con abrazos, comida y visitas personales. Es así como estamos acostumbrados a mostrar el amor de Dios.

Es muy difícil poner en práctica el distanciamiento físico o permanecer en nuestros hogares, especialmente los domingos por la mañana. Sin embargo, hoy el amor al prójimo nos llama a guardar una distancia segura en la medida de lo posible. Nos regocija que Cristo esté presente, incluso cuando nos “reunimos” con nuestros hermanos y hermanas por teléfono o por internet. Es maravilloso el modo en que el Espíritu está abriendo nuestra imaginación para encontrar nuevas maneras de conectarnos y expresar nuestro amor mutuo. El Cristo que salió al encuentro de los discípulos en el camino a Emaús caminará junto a nosotros incluso mientras tratamos de hacer todo lo posible para guardar nuestra distancia segura.

Oramos por la protección compasiva de Dios

Somos conscientes de que hay muchas personas – médicos, enfermeras, miembros de la familia, amigos – que están cuidando a quienes padecen esta enfermedad contagiosa. Damos gracias por su entrega y oramos por su seguridad y por energía continua para ellos. Oramos que el Resucitado esté ahí al lado de las camillas, en el hospital, junto con ellos.

También tenemos presentes a aquellos dentro de nuestra familia mundial para quienes el distanciamiento físico es imposible. Oramos por la protección compasiva de Dios para ellos.

Que esta crisis global nos acerque más a Dios y que nos acerquemos más los unos a los otros. Que podamos encontrar maneras de mostrar y dar testimonio del amor de Dios en Jesucristo. Y que tengamos la valentía de ser el Cuerpo del Resucitado en esta hora de sufrimiento de nuestro mundo.

¡Cristo ha resucitado! ¡En verdad ha resucitado!

 

César García
Secretario General del CMM

Thomas Yoder Neufeld
Presidente, Comisión de Fe y Vida del CMM

John D. Roth
Secretario, Comisión de Fe y Vida del CMM

 

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