Un evento fructífero

Siguiendo a Jesús juntos, superando las barreras

Las Asambleas globales del Congreso Mundial Menonita (CMM) son el equivalente de una reunión de Domingo en una congregación local. A través de la liturgia, declaramos la soberanía de Cristo en nuestra iglesia global, desafiando nacionalismos, racismo y otras falsas ideologías que reclaman nuestra obediencia y seguimiento. Gracias a enseñanzas, talleres y predicaciones afirmamos nuestra identidad anabautista y facilitamos la formación del carácter de nuestras iglesias al exponerlas a diferentes perspectivas y énfasis bíblicos moldeados por el contexto de muchas culturas diferentes. En actividades informales, apreciamos la importancia de cada individuo y de su comunidad, compartimos los dones que hemos recibido y nos enriquecemos mutuamente por las nuevas relaciones que surgen. A través de los momentos de oración, apoyamos a quienes enfrentan persecución, violencia, pobreza extrema y desastres naturales. Descubrimos que no estamos solos, que somos un organismo vivo, y que somos parte del cuerpo de Cristo.

Estas son apenas algunas razones por las cuales las Asambleas del CMM han sido una parte esencial de nuestra comunidad global por décadas. En 2022, celebramos la segunda Asamblea mundial en Asia y la número 17 desde el inicio del CMM en 1925.

Cuando empezamos a planear la Asamblea 17, jamás nos imaginamos la magnitud de barreras que tendríamos que cruzar. Indonesia 2022 pasará a la historia como uno de los eventos más complejos y retadores que hemos desarrollado. En adición a las diferencias culturales, de clase social y de perspectivas teológicas, algunas barreras que tuvimos que superar incluyeron lo siguiente:

  • Finanzas: trasladar el evento de 2021 a 2022 debido a la pandemia tuvo como consecuencia enormes gastos económicos.
  • Salud: un número significativo de personas tuvo que guardar cuarentena – yo mismo incluido – debido al COVID-19 y a otros virus. Eso impidió la participación completa de muchos asistentes.
  • Tecnología: siendo esta la primera Asamblea oficialmente híbrida, muchas actividades se planearon para facilitar la participación en línea. Sin embargo, fallas técnicas obstruyeron la transmisión en vivo e impidieron la traducción simultánea en el lugar del evento a pesar de muchos ensayos y la aparente certeza de los expertos en que la tecnología no fallaría.

El liderazgo de la Asamblea se preparó por siete años para llevar a cabo un evento exitoso. La evaluación que desarrollamos después de la Asamblea y la experiencia de los participantes revelará el nivel de éxito del evento. Sin embargo, como iglesia, vale la pena recordar que estamos llamados a tener eventos fructíferos más que simplemente eventos exitosos.

Es en el sentido de fruto que podemos apreciar lo valioso de la Asamblea en Indonesia. Gracias a la diversidad de barreras discípulos de Cristo de muchas naciones aprendieron a practicar paciencia unos con otros. Gente de muchas culturas diferentes se movilizó para trabajar en unidad y buscando el bienestar de quienes estaban enfermos y necesitaban apoyo. El amor e interés por los demás, en muchos casos, fue evidente. Los malentendidos y conflictos inesperados nos llevaron a practicar el ministerio de la reconciliación en medio nuestro. Descubrimos una vez más la importancia de la vulnerabilidad y de la confesión de faltas cometidas. Entendimos cuán crucial es pedir y recibir perdón con humildad.

Consecuentemente, la Asamblea en 2022 profundizó la relación intercultural de muchos miembros de nuestras iglesias y facilitó la unidad en medio de la diversidad. La Asamblea 17 pudo no haber sido la más exitosa en parámetros humanos que miden la calidad de eventos. Aun así, ha sido una de las más fructíferas para crecer en nuestro llamado a ser una comunión global en la tradición Anabautista.

—César García, secretario general del CMM, oriundo de Colombia, reside en Kitchener, Ontario, Canadá.


Este artículo apareció por primera vez en Correo/Courier/Courrier en Octubre de 2022.

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