Al corriente: septiembre 3, 2014
Goshen, Indiana, EE.UU.– Desde niño, Myrl Nofziger, agente inmobiliario de Goshen, aprendió sobre el altruismo, beneficiando a muchas organizaciones menonitas, incluyendo al Congreso Mundial Menonita.
“Mi padre hablaba sobre la acción de dar, la que llevaba a la práctica todos los días”, decía Myrl. “Para él, dar no sólo significaba donar dinero sino también aportar ideas, expresar sentimientos, y también se relacionaba con el voluntariado y la ética. La ofrenda era sólo el comienzo de la acción de dar, no el final.” “Las recesiones no afectaban sus donaciones. Incluso pedía un préstamo al banco para donar a la iglesia o a una organización que necesitara fondos.”
Myrl comentó que su esposa Phyllis y él –como también su primera esposa fallecida en 1988– se han dejado guiar toda la vida por esos mismos valores que establecen que la acción de dar compromete todo su ser, yendo mucho más allá de la ofrenda.
Además les parece muy importante animar a sus hijos y nietos a que adopten dichos valores. Myrl ha preparado no sólo un testamento sino también su “última voluntad”, expresando sus esperanzas y expectativas para las próximas generaciones.
Su última voluntad incluye la siguiente declaración: “En mi testamento hay condiciones que indican que se les dará dinero a cada uno de Uds. en ciertos momentos, sólo si han sido fieles a un estilo de vida holístico. Sabemos que no los podemos obligar a tener un estilo de vida en particular; sólo esperamos que hayamos sido un buen ejemplo de vida para Uds.”
“Es importante que tengan una perspectiva mundial y no sólo local, o en función de sí mismos”, escribió Myrl en su última voluntad. “Temas tales como inmigración, personas de diferentes trasfondos étnicos, cómo se trata a los pobres, las personas que están o estuvieron en prisión, temáticas de paz y justicia.; la lista es larga y se modificará de tiempo en tiempo.”
En 1948, el padre de Myrl llevó a toda la familia desde Ohio a Goshen –un largo viaje en auto en aquella época– a fin de participar en la 4ª Asamblea del CMM, la primera que se realizó en América del Norte.
Myrl se involucró más directamente con el CMM cuando se le solicitó ayuda para proveer fondos después de la Asamblea en Ámsterdam en 1967, y nuevamente después de la Asamblea en Winnipeg en 1990. Junto con Phyllis también crearon un fondo de donaciones para el CMM a fines de la década de 1990.
También ha asistido a las cuatro últimas Asambleas: Winnipeg (1990), India (1997), Zimbabwe (2003) y Paraguay (2009, junto con Phyllis).
Cada Asamblea, comenzando en 1948, ha profundizado su comprensión de lo que significa ser cristiano menonita, más allá de las reglas y restricciones que parecía que definían a un menonita cuando era más joven.
“Al ver a los africanos danzar, observar los distintos estilos de culto de diferentes partes del mundo, y notar los diversos estilos de vida”, señaló Myrl, “me he dado cuenta que hay mucho más del cristianismo que supera mi limitado entendimiento y mi propia experiencia.”
Cuando se le pregunta por qué cree que todos deberían apoyar el CMM, Myrl responde: “El CMM brinda la estructura que nos permite interactuar a nivel mundial. Los que somos de América del Norte poseemos gran parte de la riqueza del mundo, y es nuestra responsabilidad compartir nuestros recursos”.
“La iglesia del presente es más grande que nuestra propia congregación o incluso nuestra propia ciudad. Nuestras congregaciones solían ser comunidades autosuficientes, pero actualmente vivimos en una comunidad mundial, lo que significa que es necesario que todos extendamos nuestra práctica de benevolencia.”
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