Al corriente: abril 27, 2018
Así como las partes del corazón, las cuatro comisiones del CMM sirven a la comunidad mundial de iglesias afines al anabautismo, en las áreas de diaconado, fe y vida, paz y misiones. Las comisiones preparan materiales para la consideración del Concilio General, brindan guía y proponen recursos a las iglesias miembros, además, propician redes y compañerismo en relación al CMM trabajando juntos en temas de interés y enfoque común. A continuación, una de las comisiones comparte un mensaje de la perspectiva de su ministerio.
“Pero cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes, recibirán poder y saldrán a dar testimonio de mí, en Jerusalén, en toda la región de Judea y de Samaria, y hasta en las partes más lejanas de la tierra” (Hechos 1,8).
A mediados de los años 60’s, hubo un movimiento en toda Etiopía entre los jóvenes, en escuelas secundarias y en campus. Los creyentes que estaban comprometidos con la oración, fundamentados en las escrituras, comenzaron a dar testimonio en estas escuelas, en oficinas y en los caminos.
La principal petición de oración consistió en tener sed por la llenura del Espíritu Santo – la promesa dada por Dios el Padre, como fue escrito en la Biblia. Estos jóvenes también tenían una fuerte pasión por las almas perdidas. Nuestro Dios fiel contestó estas oraciones y derramó su Espíritu sobre muchos de los creyentes.
La iglesia Meserete Christos Church (MKC por su sigla en inglés), una de las iglesias menonitas más grandes, tenía una membresía de un poco más de 5.000 personas cuando pasó a la clandestinidad durante el tiempo de la persecución por parte del gobierno militar marxista. Y fue durante ese tiempo de persecución que la iglesia floreció y comenzó a experimentar un crecimiento dramático.
Los creyentes transformados por el poder del Espíritu Santo fueron lo suficientemente valientes para testificar de Jesucristo, compartir su fe y vivir una vida de santidad que condena el pecado y llama a los pecadores al arrepentimiento.
Aunque el gobierno marxista puso muchas restricciones para los cristianos, el evangelio de Jesucristo no pudo ser detenido. Muchos creyentes, incluyendo los líderes eclesiales de MKC, fueron encarcelados. Las estadísticas de MKC, después de 17 años de persecución, mostraron un crecimiento diez veces mayor.
Como en la época de los israelitas subyugados por el Faraón, entre más cristianos eran oprimidos, más se multiplicaban y esparcían. Las iglesias locales fueron plantadas por jóvenes creyentes quienes estaban comprometidos y encendidos por el poder transformador del Espíritu Santo. Muchas células familiares fueron formadas para hacer reuniones de estudio bíblico y oración. El crecimiento ha continuado. Hoy en día, por la gracia de Dios, MKC está creciendo con más de 20.000 creyentes añadidos a la iglesia por medio del bautismo cada año.
Los discípulos de Jesucristo, en el libro de Hechos, llenos con el poder del Espíritu Santo, “pusieron al mundo al revés con sus enseñanzas”. Siendo transformados por el Espíritu, esparcieron el evangelio valientemente y muchas personas se convirtieron al cristianismo. El Espíritu Santo transformó estas personas y también las volvió testigos.
La palabra testigo en griego es “martyrs” – la misma raíz de la palabra mártir en inglés. Aunque es usada hoy en día como una forma de designar a aquellos que han sufrido la muerte como consecuencia de confesar a Cristo, “martyr” significaba originalmente ser un testigo.
Cuando pensamos en ser transformados por el Espíritu Santo, nos referimos a una vida transformada por causa del evangelio – para ser un instrumento en la obra del Reino de Dios. Un mártir vive para el maestro, no para sí mismo o para sí misma, ni siquiera para un interés grupal.
Somos transformados por el Espíritu Santo para servir a Dios por medio de la proclamación de la obra del Señor, las buenas nuevas de Jesucristo para su gloria.
“Pero ustedes son una familia escogida, un sacerdocio al servicio del rey, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios. Y esto es así para que anuncien las obras maravillosas de Dios, el cual los llamó a salir de la oscuridad para entrar en su luz maravillosa” (1 Pedro 2,9).
—Un Comunicado del Congreso Mundial Menonita escrito por Tewodros Beyene (Etiopia), miembro de la Comisión de Fe y Vida.
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